Introducción a los mercados
Los mercados financieros son lo mismo que cualquier otro mercado: un lugar al que acudir, comprar y vender cosas, intercambiar una cosa por otra.
La única diferencia es que AQUÍ se negocian activos financieros.
Son simplemente cosas que posees y que pueden valorarse en dinero.
Ahora bien, el primer caso de transacción tuvo lugar probablemente cuando un hombre de la edad de piedra cambió un cuchillo de sílex por una manta de piel de tigre.
No empezamos a pensar en el comercio FINANCIERO hasta que se inventó el dinero.
El oro fue nuestra primera MONEDA, un metal precioso que la gente podía acordar utilizar como medio de intercambio de VALOR.
En cualquier caso, en la Edad Media, la mayor parte del oro del mundo había sido acumulado por los gobernantes de los estados y las iglesias.
Pronto se dieron cuenta de que podían conservar su oro pero emitir deuda emitiendo monedas que representaran su oro.
De ese modo, podían GASTAR su oro y GUARDARLO, a menos que alguien quisiera cambiar SU dinero por oro.
Entonces, en el siglo XVII, ocurrió algo interesante.
La reina Isabel de Inglaterra concedió a una empresa privada, la Compañía de las Indias Orientales, la licencia exclusiva para comerciar con Extremo Oriente.
Viajar por mares infestados de piratas era entonces caro y peligroso.
Los sabios gestores de la empresa permitieron que otros mercaderes y aristócratas participaran en los ingresos si ayudaban a financiar el viaje.
Y así: acciones.
Menos de 300 años después, y Charles Dow -el padre del análisis financiero- creó la primera medición promediada de acciones en la Bolsa de Nueva York, creando así el primer índice bursátil.
Hoy en día, las cosas están mucho menos centralizadas: las monedas fiduciarias están dando paso a formas de pago electrónicas y criptodivisas, las bolsas de valores están en su mayoría en línea y, utilizando derivados, casi CUALQUIERA puede comerciar con petróleo y oro sin necesidad de un enorme garaje para almacenar barriles de petróleo o sacos de carne de primera y café.
Un mundo globalmente conectado significa que cualquiera puede acceder a las noticias y a los anuncios del gobierno en tiempo real.
Los operadores inteligentes pueden entonces especular sobre el valor de las divisas basándose en esas noticias, calibrar la próxima demanda de petróleo o trigo, e incluso adivinar si hay sitio para otro servicio de streaming en el mundo de la televisión online.
Todo lo que TÚ tienes que hacer es participar.