Bonos

Los bonos son títulos de deuda emitidos por gobiernos, municipios o empresas para reunir capital.
Cuando compras un bono, básicamente estás prestando dinero al emisor a cambio de pagos periódicos de intereses y la devolución del valor nominal del bono al vencimiento.
Los bonos se consideran inversiones de riesgo relativamente bajo en comparación con las acciones, ya que ofrecen pagos de intereses fijos y devolución del capital.
Desempeñan un papel crucial en la diversificación de una cartera, proporcionando ingresos constantes y reduciendo el riesgo general de la inversión.

Se podría decir que comprar bonos es como conseguir dinero en efectivo, ¿no?
Pues sí.
Pero es efectivo que pretendes devolver.
No haces eso con una acción, salvo en el caso de una recompra.
Y al igual que con los préstamos, con un bono hay un momento en el tiempo en el que DEVOLVERÁS ese dinero: la fecha de VENCIMIENTO del bono.
Hay una excepción y son los bonos irredimibles o perpetuidades, pero son extremadamente raros.

También como en un préstamo, el emisor paga intereses regularmente al tenedor del bono.
El nivel de interés, el cupón, suele indicar la seguridad del bono: cuanto más seguro sea, es decir, cuanto mayor sea la posibilidad de poder amortizar su coste, menor será el cupón.
Un rendimiento fijo alto suele denotar un bono menos seguro: alguien que pretende incumplir sus préstamos en el caso más extremo.

Ahora los bonos pueden ser emitidos por empresas, pero el tipo más popular son los bonos del estado.
Inglaterra fue el primer país que se dio cuenta de que podía financiar así sus guerras contra Francia; y durante la 2ª Guerra Mundial el gobierno de EEUU utilizó a las principales estrellas de Hollywood para vender al público bonos de guerra.

Como cabría esperar, los bonos del Estado suelen ser más seguros.
De hecho, probablemente verás que ocupan la mayor parte de la mayoría de los fondos de inversión.
Menos rendimiento, más seguridad para rescatar su valor en efectivo al vencimiento.

Y ahora, es el momento de complicar las cosas.
Porque, tanto el precio del bono como su rendimiento tienen dos conjuntos de definiciones.
Empecemos por la rentabilidad anual.
Como ya hemos dicho, se denomina cupón, y NO DEBES confundirlo con el RENDIMIENTO del bono.
El rendimiento es su tasa de ganancia.
Si hablamos de rendimiento ACTUAL, es el tipo de interés como porcentaje del coste original del bono.
Si se trata de rendimiento al vencimiento, es la suma TOTAL de intereses como porcentaje del coste.

Y luego, está el precio original del bono.
Mientras que con las acciones no hay diferencia entre lo que pagas por una acción y lo que vale, con los bonos, a veces el coste original difiere del valor nominal o a la par.
Eso es lo que valdrá el bono cuando lo vendas al vencimiento.

Si el valor nominal es igual al precio original, es decir, lo que pagaste, lo estarás comprando a la par.
Si es más, el bono se vende con descuento y si es menos, con prima.

Ahora bien, si un banco central, por ejemplo, ofrece un tipo de interés superior al de un bono, eso convierte al bono en una mala inversión y hace bajar su valor.
Si ofrece menos, viceversa.
Esto influirá sin duda en el valor nominal del bono.

Tradicionalmente, cuando un aumento gradual de la inflación era señal de desarrollo económico, los gobiernos subían gradualmente los tipos de interés en paralelo.
Eso creaba una curva de relación rendimiento/interés con pendiente positiva, ya que cuanto más se acerca el vencimiento de un bono, más disminuye su rendimiento relativo.
Cuando los rendimientos a largo plazo caen por debajo de los rendimientos a corto plazo, es señal de que la gente tiene menos confianza en una economía.
El resultado es una curva invertida y, muy a menudo, el aviso de una recesión.

Así que recuerda: cuando negocies derivados de bonos online, consulta siempre el calendario económico para ver el rendimiento de un bono.
Te dirá si el bono es una inversión inteligente y cómo de optimistas son los inversores en general.