Tendencias

Operar con tendencias implica identificar y seguir la dirección general en la que se mueve el precio de un activo durante un periodo determinado.
Las tendencias pueden ser alcistas (alcistas), bajistas (bajistas) o laterales (oscilantes), y son fundamentales para el análisis técnico.
Los operadores utilizan líneas de tendencia, medias móviles y otros indicadores para determinar la fuerza y duración de una tendencia.
Al alinear sus operaciones con la tendencia predominante, los operadores pretenden aumentar la probabilidad de éxito, aprovechando los movimientos sostenidos de los precios.

Especialmente a largo plazo, no existe una dirección clara para una tendencia.
Los mercados vacilan.
Retroceden y muestran máximos y mínimos sucesivos.
Básicamente, si éstos muestran un movimiento GENERAL al alza, tenemos una tendencia alcista, y viceversa.
Los retrocesos que vemos suelen significar que la gente está recogiendo beneficios y, en general, corrigiendo los movimientos exagerados.

Entonces, ¿cómo negociamos una tendencia?
¿Tenemos que esperar estar al principio o al final, o podemos hacer pequeñas operaciones intermedias?
Para los inversores a largo plazo, por supuesto, lo mejor es aprovechar los retrocesos, pero hay que tener cuidado de que no nos detenga un trailing stop-loss.
Otra cosa que podemos hacer es abrir operaciones más cortas, cerrando en el retroceso y abriendo una nueva operación cuando éste termine.
Pero eso requiere una atención constante y, por supuesto, cada vez que abrimos una nueva posición nos quedamos atrapados con el diferencial, por lo que en realidad no estamos aprovechando plenamente el mercado.

Afortunadamente, los movimientos y los retrocesos forman lo que llamamos canales.
Éstos pueden ser fijos; pueden estrecharse o ensancharse sobre la marcha.
Sin embargo, lo habitual es que el estrechamiento del canal sea un aviso de que la tendencia está a punto de invertirse.