Introducción a los CFD

Los Contratos por Diferencia (CFD) son un instrumento financiero dinámico que permite a los operadores especular con los movimientos de precios de diversos activos sin poseer el activo subyacente.
Con los CFD, puedes operar con margen, amplificando tus ganancias (o pérdidas) potenciales con sólo una fracción del valor total de la operación.

Imagínate el Londres de los rugientes años 90.
Una empresa inmobiliaria, Trafalgar House, está amenazada de quiebra.
Sus socios de Hong Kong, Jardin Matheson, deciden acudir al rescate; pero no quieren cargar con las deudas de Trafalgar y, POR SUPUESTO, no quieren pagar impuestos por comprar una empresa en crisis.

Entraron Brian Keelan y Jon Woods, dos corredores de bolsa que crearon un contrato especial que significaba que Matheson no tenía que comprar Trafalgar directamente.
En su lugar, las dos empresas intercambiarían flujos de caja por una fracción del coste real.
Además, no tenían que pagar impuestos por el intercambio de acciones.

A finales de la década, los CFD fueron adoptados rápidamente por los fondos de cobertura; y a finales del MILENIO, estaban siendo acaparados por la primera generación de operadores minoristas online.

Hoy en día, los CFDs reinan en el entorno online porque 1: están apalancados, lo que significa que sólo tienes que invertir una pequeña parte del tamaño de la operación; 2: son fáciles de entender; 3: no tienen fecha de vencimiento ni precio de ejercicio.
Simplemente calculas la diferencia entre el precio de apertura del contrato y el de cierre.
Y 4: como un CFD es un derivado, puedes ir a largo o a corto, lo que significa que puedes invertir en la subida O en la bajada del valor del activo subyacente.

Cuando abres una operación con CFDs, normalmente tratas con tu broker como CONTRAPARTE.
Esto significa que no tienes que esperar a que alguien quiera comprar o vender el activo subyacente para poder ejecutar tu operación.